domingo, 8 de noviembre de 2009

Fluir de la conciencia


"...el domingo representa el aburrimiento
y los seis días de la semana, la miseria"
(Arthur Schopenhauer)
Cómo odio las tardes de domingo. Hasta el mediodía estoy bien, sobre todo si el día está soleado. Paseo por el barrio y lo veo reluciente, arbolado, como el escondite perfecto para quien no tiene ganas de hacer una gran vida. Me alegro de estar en casa, con mis padres. La comida, la pequeña conversación, la siesta. Y después de eso, viene el tedio. Profundo, como un desgarro interior. No tengo ganas de hacer nada, pero tampoco quiero estar haciendo nada. Me siento como drogada de fracaso y tedio. Así que pienso.
Pienso en el mail de G, qué se puede esperar de alguien que se presenta a sí mismo diciendo, "Hola, me llamo G y soy romántico"? Terror. Le contesto con sinceridad, diciendo que no soy muy emotiva y que pienso demasiado. Hace caso omiso de mis comentarios y empieza a relatar que hizo tal o cual negocio, vendió esto o aquello, que tiene un capital para invertir en algo y que juega al ajedrez los viernes. Ya no tengo ganas de escribirle. Tengo ganas de burlarme de él. Quizás lo haga. Un poco de ironía no le hace mal a nadie.
También está E, que quiere (volver a) ser mi amigo en fb. Le pregunto para qué quiere (volver a) ser mi amigo en fb. Responde cualquier cosa. Tengo paciencia con él, le pregunto qué hizo de su vida en este tiempo. Responde otra cosa y agrega unos cuantos jajas. Qué hice yo para merecer esto?, diría Carmen Maura.
Cómo quiero a Carmen Maura. Pedro Almodovar no sería nadie sin ella. Pienso en Carmen preparando el gazpacho con somníferos para Iván. O en su cara de ama de casa resignada y lúcida, como si lo entendiera todo de la vida.
¿Cómo saber si uno está viviendo realmente o sólo está matando el tiempo?




viernes, 23 de octubre de 2009

Me caigo y me levanto

Nadie puede dudar de que las cosas recaen. Un señor se enferma, y de golpe un miércoles recae. Un lápiz en la mesa recae seguido. Las mujeres, cómo recaen. Teóricamente a nada o a nadie se le ocurría recaer pero lo mismo está sujeto, sobre todo porque recae sin conciencia, recae como si nunca antes. Un jazmín, para dar un ejemplo perfumado. A esa blancura, ¿de dónde le viene su penosa amistad con el amarillo? El mero permanecer ya es recaída: el jazmín, entonces. Y no hablemos de las palabras, esas recayentes deplorables, ni de los buñuelos fríos, que son la recaída clavada. Contra lo que pasa se impone pacientemente la rehabilitación. En lo mas recaído hay siempre algo que pugna por rehabilitarse, en el hongo pisoteado, en el reloj sin cuerda, en los poemas de Pérez, en Pérez. Todo recayente tiene ya en si un rehabilitante pero el problema, para nosotros los que pensamos nuestra vida, es confuso y casi infinito. Un caracol segrega y una nube aspira; seguramente recaerán, pero una compensación ajena a ellos los rehabilita, los hace treparse poco a poco a lo mejor de sí mismos antes de la recaída inevitable. Pero nosotros, tía, ¿cómo haremos, cómo nos daremos cuenta de que hemos recaído si por la mañana estamos tan bien, tan café con leche, y no podemos medir hasta dónde hemos recaído en el sueño o en la ducha? Y si sospechamos lo recayente de nuestro estado, ¿cómo nos rehabilitaremos? Hay quienes recaen al llegar a la cima de una montaña, al terminar su obra maestra, al afeitarse sin un solo tajito; no toda recaída va de arriba a abajo, porque arriba y abajo no quieren decir gran cosa cuando ya no se sabe dónde se está. Probablemente Ícaro creía tocar el cielo cuando se hundió en el mar epónico, y Dios te libre de una zambullida tan mal preparada. Tía, como nos rehabilitaremos? Hay quien ha sostenido que la rehabilitación sólo es posible alterándose, pero olvidó que toda recaída es una desalteración, una vuelta al barro de la culpa. En efecto somos lo más que somos porque nos alteramos, salimos del barro en busca de la felicidad y la conciencia y los pies limpios. Un recayente es entonces un desalterante, de donde se sigue que nadie se rehabilita sin alterarse. Pretender la rehabilitación alterándose es una triste redundancia: nuestra condición es la recaída y la desalteración, y a mi me parece que un recayente debería rehabilitarse de otra manera, que por lo demás ignoro. No solamente ignoro eso sino que jamás he sabido en qué momento mi tía o yo recaemos. ¿Cómo rehabilitarnos, entonces, si a lo mejor no hemos recaído todavía y la rehabilitación nos encuentra ya rehabilitados? Tía, ¿no será ésa la respuesta, ahora que lo pienso? Hagamos una cosa: usted se rehabilita y yo la observo.Varios días seguidos, digamos una rehabilitación continua, usted está todo el tiempo rehabilitándose y yo la observo. O al revés, si prefiere, pero a mi me gustaría que empezara usted, porque soy modesto y buen observador. De esa manera, si yo recaigo en los intervalos de mi rehabilitación, mientras que usted no le da tiempo a la recaída y se rehabilita como en un cine continuado, al cabo de poco nuestra diferencia será enorme, usted estará tan por encima que dará gusto. Entonces, yo sabré que el sistema ha funcionado y empezaré a rehabilitarme furiosamente, pondré el despertador a las tres de la mañana, suspenderé mi vida conyugal y las demás recaídas que conozco para que sólo queden las que no conozco, y a lo mejor poco a poco un día estaremos otra vez juntos, tía, y será tan hermoso decir: "Ahora nos vamos al centro y nos compramos un helado, el mío todo de frutilla y el de usted con chocolate y un bizcochito.
Julio Cortázar

sábado, 17 de octubre de 2009

Me asaltó una canción

Hoy, mientras paseaba sin rumbo por esta ciudad que no es la mía, me topé con una canción. Me segujo el ritmo lánguido, la cadencia de esa hermosa voz, y la letra, claro. Mientras daba vueltas por el parque seguía escuchando la canción y para cuando decidí irme, ya la cantaba, reinventándola cada vez. Se me quedó grabada esta frase: "cómo duele el esmero".
Pasó un buen rato y pensé que la había perdido, que ya la había sepultado en mi memoria para no volverla a encontrar, pero cuando me senté frente a la computadora para googlearla, apareció. De los amores, por Susana Baca.
Grato descubrimiento. Un guiño del universo? este tipo de episodios me cargan de inspiración. Ahí andaba, vagando sola, luciendo mi pseudo libertad pero con las cadenas por dentro, y me asaltó una canción. Me robó por un rato los temores y juicios, y me dejó cantando a viva voz en esas calles desconocidas. Cómo duele este esmero, pero cuánto vale.

viernes, 16 de octubre de 2009

Llegar tarde -a ningún lado-

"llegué tarde a muchas cosas. Que es algo que recomiendo mucho: recomiendo mucho llegar tarde. Fui como Don Fulgencio, fui muy viejo –muy muy viejo– entre los 10 y los 28. Agoté la vejez entre los 10 y los 28 y a partir de los 28, 30 decidí que iba a involucionar vertiginosamente" [Alan Pauls]

jueves, 24 de septiembre de 2009

Pasado y presente

Habrá algo rescatable de esta agonía cotidiana,
De este cerrar los ojos y experimentar el vacío,
De esta soledad creciente en mi interior?

Todo lo que anhelo se descompone en mis entrañas,
Este vivir en ningún tiempo, en ningún lugar,
Sino en la inquietante espera de lo que nunca llega.

Clarividencia inútil de lo insondable,
Libros quemados en la hoguera de las vanidades,
Costumbres idiotas, vacío y nada.

Posibilidades que se agotan,
Calles sin salida,
El horror del tiempo comiéndose mi vida.

La tristeza me guía todavía.
Cierro los ojos y la dejo fluir.
Me inunda con su extraña belleza y me deja pasmada,
suspendida entre los cielos morados de los poemas.

Y no hay nada que agregar (o así parece).
¿Qué dirá la posteridad de estas palabras incomprensibles,vedadas de significado?
Cuántas letras muertas, cuánto espíritu derramado!

martes, 11 de agosto de 2009

Se dice de mí...

(título muy random)

Estoy pasando por un momento de extrema ansiedad. No puedo parar de comer. De hecho, lo único que hago es pensar en qué más puedo comer para sentirme más descontrolada, indisciplinada y al borde del colapso nervioso. En el transcurso de unas pocas horas comí: muchas galletitas, una naranja, unas patitas de pollo, un alfajor, un barrita de cereal, y ahora estoy empeñada en acabar con una bolsa de fajitas. Dios, siento asco de mi misma, pero pareciera que sólo puedo pensar mientras mis dientes trituran algo comestible. Estoy haciendo todo mal, pero hasta que no llegue al fondo, no voy a detenerme.
Haciendo un poco de psicología barata, diría que canalizo la ansiedad de esta manera porque comer es una de las pocas cosas que puedo controlar en mi vida. Yo decido: si quiero matarme comiendo, lo hago. Nadie puede impedirlo. Pero también me queda el sabor amargo de que lo hago para castigarme, lo hago acarreando una profunda convicción de falta a cierto deber o responsabilidad. No me permito comportarme de esta manera (pero igual lo hago, porque soy una tipa jodida y me gusta llevarme la contra). Sentido del deber, presente en el trasfondo de todos mis problemitas.
También me sorprende lo versátiles que son mis emociones: me levanto en paz, después de haber meditado en mis ideales de vida ascendente, estoy en armonía conmigo misma y con el resto, y, de repente, estoy así: no entiendo lo que hago, me aburro, quiero dejar de pensar...y como, no puedo parar de comer. ¿Qué pasó en el medio? no lo sé, no me lo explico. Quizás no todo estaba tan bien como pensaba, desde un principio. Quizás se me escapó alguna grieta, que me olvidé de emparchar ayer, y ahora todo se desmorona. Pero, ¿por qué será tan difícil "traerse al hoy cada mañana"?
Para sumar elementos extraños al caso, hoy estuve leyendo y tomé nota de esto: "La vida ascendente exige una vigilancia de todas las horas...Toda concesión, en el orden moral, produce una invalidez; todo renunciamiento es un suicidio" (José Ingenieros, Las Fuerzas morales). ¿Qué clase de cortocircuito tengo en el cerebro para pasar de la admiración por estas máximas a este estado de ser errático, falto de motivación y disciplina?

miércoles, 29 de julio de 2009

Martes

Oh no, necesito hablar con alguien, necesito hablar con alguien, necesito hablar con algo, necesito, necesito.
Un beso por Kabul. Sensaciones encontradas. Hoy me siento un poco asqueada e incierta, no sé cómo continúa esto. Nunca supe.
Sólo quiero ser fiel a mí misma.

viernes, 17 de julio de 2009

Acerca del éxito

Me pregunto por qué siempre me desagradó la idea del éxito. Siempre me sentí al margen de esas nociones tan blanquinegras, de esas dicotomías ganador-perdedor, como si me pudiera plantar por encima de eso, mirar hacia abajo y reirme de todo. Y recién ahora me desayuno con esta sensación: NO PUEDO. Soy un engranaje más en esta maquinaria y, mientras lo sea, ganar y perder nunca van a estar en el mismo plano.
Nadie me enseño a ganar, a desear ganar, a tener hambre de gloria (puaj) y ahora siento como si hubiese recibido una inspiración profética del más allá: es importante ganar! La experiencia de ganar te fortalece, extiende tus fronteras, te demuestra que se puede hacer algo más con esta masa de tiempo amorfo que te fue concedido. No se trata de ganar para ser mejor que otro, es ganar para ser mejor uno mismo. Y yo acá, esperando como una pobrecita al costado del camino que alguien me convide con una migaja de su éxito, sólo porque soy tan superior que me rehúso a jugar el juego. Dios, que alguien me golpee por favor!
Seguramente esto es uno de esos efectos colaterales de mi crianza cristiana (toda esas ideas sobre los últimos serán los primeros, bienaventurados los pobres en espíritu, etc, etc). Moral mal aprendida. Es necesario ganar, es importante pelear por lo que uno quiere, no todas las fichas del rompecabezas caen en el lugar indicado porque las guía la mano mágica del libre mercado!
Yo nunca quise nada para mí, nunca peleé por nada ni por nadie, siempre confié en que "tiempo y ocasión acontecen a todos". Ingenua.
No sé para qué escribo todo esto, pero la revelación me llegó como una cachetada y tenía que vomitar un poco.

"If you want something in life, reach and grab it"

miércoles, 8 de julio de 2009

Sebastián y los muros esenciales



Ella me dice Sebastián cuando quiere poner distancia. No funciona, porque su voz pronunciando mi nombre sólo me despierta a la única imagen que conozco de ella.
Se sienta en el suelo y lee, cruzadas las piernas sobre el imaginario tatami. Me dice: "Eso no está bien, Sebastián" y sé que alarga mi nombre al pronunciarlo porque le produce placer, un placer irritante. Dice que quiere recuperar el tiempo perdido, que quizás es la chica de 20 años la que habla conmigo ahora. Le digo que puedo ser el joven llamado cuervo, si quiere. O el muchacho de Kafka en la orilla del mar. "No importa cómo ordenes tu colección de metáforas, siempre serán sólo espejitos de colores", me dice. Pero, en realidad, se lo dice a sí misma.
Aunque proteste, sé que le agrada mi compañía. Porque no modifico su esencia. Acostumbrada a estar sola (hija única, padres muy mayores), no conoce ni entiende lo que significa compartir el tiempo con otros. Siempre se siente modificada ante la presencia de los demás. Observada, como si fuese parte de un experimento. Y pronto se queda sin respuesta. Pero conmigo, no. Porque soy un apéndice de su persona.
- La gente sola me asusta, Sebastián. Hay un arrastrar los pies, un gesto artificial de entereza, un mirar hacia adelante con fingida esperanza. Es algo noble, pero profundamente triste. La gente no es sola porque las circunstancias así lo determinen. La gente es sola porque tiene sus ojos vueltos hacia el interior. Y allí dentro, todos estamos solos.

miércoles, 24 de junio de 2009

¿Quién me ha robado el mes de abril?

Sí, nunca pensé que me pasaría, pero debo reconocerlo: estoy obsesionada con mi edad. En rigor de verdad, no me interesa la acumulación de años que denota mi fecha de nacimiento, sino me preocupa que el transcurso del tiempo no traiga lo que espero. Entonces, ese desbalanceo me genera ansiedad: saber que cuento con x cantidad de años y esa cantidad no es equivalente o directamente proporcional a aquellas cosas que quisiera tener o ser (qué equivalencia reprochable acabo de cometer). Debería profundizar en esos "faltantes", porque se sabe que gran parte de ellos son convencionalismos que me impongo por mi enfermizo concepto del deber, la imposición social y etcéteras.


El punto es que últimamente me veo tratando de acortar distancias con las nuevas generaciones: frecuento círculos de gente menor que yo y trato de decirme a mi misma que no importa la edad que acuse el documento, sino la edad con que me califico a mí misma (y si contamos en base a mi desarrollo emocional, soy prácticamente púber), que el resto son prejuicios, etc, etc. Es evidente que mi poder de autoconvencimiento es bastante pobre, si no, no estaría escribiendo estas reflexiones.

Me pregunto adónde se fueron mis 20 y pico: en qué invertí esos años, qué debería haber hecho con ellos. Tantos libros quemados en la hoguera de las vanidades, tanta tarde invertida en quimeras, tanta cobardía. Me pregunto si mi andar errático cobrará sentido algún día, ante alguna clarividencia final. Citando a Auster: "Se preguntaba qué aspecto tendría el mapa de todos los pasos que había dado en su vida y qué palabra se escribiría con ellos"

Sí, me pintó el viejazo. Y todo esto para confesar, amargamente, que me gusta un pendejo.

A propósito de la fascinación por las palabras

"Añoramos un lenguaje más primitivo que el nuestro. Los antepasados hablan de una época donde las palabras se extendían con la serenidad de la llanura. Era posible seguir el rumbo y vagar durante horas sin perder el sentido porque el lenguaje no se bifurcaba y se expandía y se ramificaba hasta convertirse en este río donde están todos los cauces y donde nadie puede vivir porque nadie tiene patria. El insomnio es la gran enfermedad de la nación. El rumor de las voces es continuo y sus cambios suenan noche y día. Parece una turbina que marcha con el alma de los muertos dice el viejo Berenson. No hay lamentos, sólo mutaciones interminables y significaciones perdidas. Virajes microscópicos en el corazón de las palabras. La memoria está vacía porque uno olvida siempre la lengua en la que ha fijado los recuerdos."

"El carácter inestable del lenguaje define la vida en la isla. Nunca se sabe con qué palabras serán nombrados en el futuro los estados presentes. A veces llegan cartas escritas con signos que ya no se comprenden. A veces un hombre y una mujer son amantes apasionados en una lengua y en otra son hostiles y casi desconocidos. Grandes poetas dejan de serlo y se convierten en nada y en vida ven surgir otros clásicos (que también son olvidados). Todas las obras maestras duran lo que dura la lengua en la que fueron escritas. Sólo el silencio persiste, claro como el agua, siempre igual a sí mismo"

Ricardo Piglia - La isla

Fascinación por las palabras

Hace poco enumeré 7 cosas raras acerca de mí y no sé cómo pude olvidar esta: mi fascinación por el lenguaje - las palabras y la distancia entre ellas y el mundo. Auster es un especialista en estos temas y él decía, a través de uno de sus personajes, cuando éste tuvo que traducir el mundo visible a palabras para ilustrárselo a un no vidente, que entonces pudo percibir la real distancia entre los pensamientos y las palabras, how far a thing must travel to get from one place to another.
Supongo que siempre me sentí atrapada por las palabras, como si fueran una especie de capa que me separa de la realidad del mundo. No puedo tocar el mundo si no es a través de las palabras. De alguna manera, el mundo es incognoscible para mí hasta que desciende a mi boca y se transforma en lenguaje. Me asusta pensar que esto sea asi. Cuantas cosas se pierden en el camino, cuantos pensamientos no caben en esas convenciones idiomáticas y quedan excluidos, amorfos, intangibles.
También pienso que mi amor por las palabras es una cuestión de estética, de fascinación por lo bello y lo sublime (Kant?): la cadencia de las palabras, las imágenes que suscitan, los recuerdos que moldean...

No tengo ganas de darle forma a este texto (normalmente, releería las frases, verificaría las citas, etc). Esta vez no quiero ser esclava de las palabras.

domingo, 21 de junio de 2009

Lazos de familia


Somos gente tan gris. Nos falta sangre, ruido, voluptuosidad. Siempre tan llenos de reproches silentes, midiéndonos, controlándonos, viendo el propio prejuicio reflejado en la mirada del otro. Frío, palabras demoradas, deseos insatisfechos por todas partes, decoro y ataduras. Cuanta basura, qué falta de respeto a la vida. Ciertamente, no somos lo que soñaba la madre naturaleza al ponernos amablemente sobre la tierra (guiño a Dostoievski). Lo peor es que no hay escapatoria: siempre seré la hija, ellos siempre serán los padres.

miércoles, 10 de junio de 2009

El vino es mi amigo

Oh si, ver el mundo a través de una membrana lo suficientemente gruesa como para saberme recluida fuera de él, escuchar mi propia voz resonando en mis oídos como si no estuviera saliendo de mi propia boca. Las ganas de reír sin motivo, reírme de todos y de mi misma, con esa especie de goce secreto de pensar que nadie lo entendería, aunque nadie lo sabrá. Mirar a los ojos, sin prejuicios, sin reparos. No medir, ni controlar, ni desmenuzar. Nirvana.

Salud!

martes, 5 de mayo de 2009

El extranjero

«¿No tiene usted, pues, esperanza alguna y vive pensando que va a morir por entero?» «Sí», le respondí.

Bajó entonces la cabeza y volvió a sentarse. Me dijo que me compadecía. Juzgaba imposible que un hombre pudiese soportar esto. Yo sentí solamente que él comenzaba a aburrirme. Me aparté a mi vez y fui hacia la claraboya. Me apoyé con el hombro contra la pared. Sin seguirlo bien, oí que comenzaba a interrogarme otra vez. Hablaba con voz inquieta y apremiante. Entonces, no sé por qué, algo se rompió dentro de mí. Me puse a gritar a voz en cuello y le insulté y le dije que no rogara y que más le valía arder que desaparecer. Parecía estar tan seguro, ¿no es cierto? Sin embargo, ninguna de sus certezas valía lo que un cabello de mujer. Ni siquiera estaba seguro de estar vivo, puesto que vivía como un muerto. Me parecía tener las manos vacías. Pero estaba seguro de mí, seguro de todo, más seguro que él, seguro de mi vida y de esta muerte que iba a llegar. Sí, no tenía más que esto. Pero, por lo menos, poseía esta verdad, tanto como ella me poseía a mí. Yo había tenido razón, tenía todavía razón, tenía siempre razón. Había vivido de tal manera y hubiera podido vivir de tal otra. Había hecho esto y no había hecho aquello. No había hecho tal cosa en tanto que había hecho esta otra. ¿Y después? Era como si durante toda la vida hubiese esperado este minuto... y esta brevísima alba en la que quedaría justificado. Nada, nada tenía importancia, y yo sabía bien por qué. También él sabía por qué. Desde lo hondo de mi porvenir, durante toda esta vida absurda que había llevado, subía hacia mí un soplo oscuro a través de los años que aún no habían llegado, y este soplo igualaba a su paso todo lo que me proponían entonces, en los años no más reales que los que estaba viviendo. ¡Qué me importaban la muerte de los otros, el amor de una madre! ¡Qué me importaban su Dios, las vidas que uno elige, los destinos que uno escoge, desde que un único destino debía de escogerme a mí y conmigo a millares de privilegiados que, como él, se decían hermanos míos! ¿Comprendía, comprendía pues? Todo el mundo era privilegiado. No había más que privilegiados. También a los otros los condenarían un día. También a él lo condenarían.

Camus, El extranjero

(recopilación malintencionada)

martes, 28 de abril de 2009

Manzana verde y crisis moral

Paredes de mutismo. Retorcijones estomacales. El entorno me aburre: mi compañero curioso y corriente, los cadetes que le miran el trasero a la secretaria, la traductora excesivamente simpática que me pregunta por su peinado mientras yo pretendo no escucharla, el café instantáneo, los procedimientos y normas, papeles y conference calls.

Mi compañero tipea con ferocidad y gesticula ante la pantalla (quizás espera una reacción mía que le dé la oportunidad de contarme alguna anécdota, pero no la tendrá: los auriculares me evitan la simulación de la cortesía). Luego se estira, bosteza, se toca el pelo, escribe y tacha cosas en su cuaderno. Finalmente, levanta la voz y me cuenta sobre un tema laboral que acaba de resolver y me doy cuenta (otra vez) de que yo soy la inadecuada, levantando esta bandera de la incomunicación ante los que me rodean, mientras él se esfuerza por compartirme información laboral que debiera interesarme. Es simple, apto y no pierde tiempo en cavilaciones absurdas.
Le doy vueltas a este razonamiento por unas líneas más y luego vuelvo a mi desconexión de siempre. Se acerca mi cumpleaños y me siento con derecho a ser indisciplinada, amoral y triste. Ayer me robé una manzana verde de la heladera de la oficina (para qué confesar esto ahora? Ya lo he hecho antes). Lo curioso es que no siento culpa alguna, ni siquiera si revuelvo en mi pensamiento encuentro resabio alguno sobre lo que se supone debería uno experimentar cuando toma para sí cosas ajenas. Algo está roto.

Si supiera dibujar, plasmaría esto: una forma pseudo humana extiende sus brazos hacia el cielo, inútilmente ya que sus manos consisten de garras que apuntan indefectiblemente hacia la tierra. En esta actitud idiota, contempla los globos que vuelan por encima de su cabeza, fuera de su alcance.

jueves, 23 de abril de 2009

Doblepensar

Saber y no saber, hallarse conciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas; emplear la lógica contra la lógica, repudiar la moralidad mientras se recurre a ella, creer que la democracia es imposible y que el Partido es el guardián de la democracia; olvidar cuanto fuera necesario olvidar y, no obstante, recurrir a ello, volverlo a traer a la memoria en cuanto se necesitara y luego olvidarlo de nuevo; y sobre todo, aplicar el mismo proceso al procedimiento mismo. Ésta era la más refinada sutileza del sistema: inducir concientemente a la inconciencia, y luego hacerse inconciente para no reconocer que se había realizado un acto de autosugestión.

1984, Orwell

(cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia)

lunes, 13 de abril de 2009

Semana Santa

Quisiera recobrarme: una sensación viva y decidida me libertaría.


Así es. Quisiera recuperarme. De veras lo intento: voy a la iglesia, busco en mi interior, llamo a esa divinidad que antes tenía un nombre, me concentro, lo intento, lo intento, me dejo llevar por la vivencia de espiritualidad que me rodea, quiero que me arrastre, quiero que tome forma, contorno e imagen. Lo cierto es que no encuentro nada. Recurro a la voluntad y me digo que quiero que ese vacío sea llenado con este nombre, con esta religión. Espero. Sólo obtengo una conmoción difusa y muchas lágrimas. La motivación persiste, la voluntad no descansa.


Espacio de psicoanálisis: temo que mi búsqueda de la divinidad sea sólo un correlato (excusa) de mi sentimiento de inadecuación (quiero salir de este mundo, no tengo nada que ver con él, quiero esconderme en una existencia superior). An easy way out. Siento nostalgia por esos tiempos en que me sentía embriagada de espiritualidad y trascendencia. Otra vez el deseo de volver el tiempo atrás.

miércoles, 8 de abril de 2009

Otra tarde invertida en quimeras

Sentada sobre la sabiduría milenaria de Oriente (sic), me dispongo a distribuir cavilaciones a diestra y siniestra. Ante un río sin fin (según la observación de un niño que paseaba ocasionalmente por ahí), busco entrar en el no-tiempo, lejos del deber y la necesidad. Expectativas demasiado elevadas, seguramente. La conciencia irrumpe pronto y me señala lo absurdo de mis pretensiones.

El tiempo. Pienso en que la medida del tiempo que me corresponde no puede ser torcida. Pienso en que no puedo desprenderme de esta morbosa conciencia, así como la náusea da lugar a la existencia y viceversa. Los otros están aquí. Ya no estoy sola y mi tiempo es el mismo tiempo que se lleva la sucesión de todos los días.

Pienso en toda la gente apta y corriente que espera mucho más de la vida que el verla perderse en estas tardes diáfanas de letras perdidas (guiño a Pessoa).
Me pregunto qué pensarán estos extraños que me ven al pasar, tirada en el pasto, con expresión soñadora, garabanteando en el papel. Cuántos lugares comunes suscitaré en el pensamiento de estos observadores ocasionales.

Si este río se rebelara y se alzara contra mí, todas estas niñerías se acabarían. Todos estos vanos intentos de hilvanar un motivo para mis pasos concluirían, torpes y plenos de absurdo.

So look see the days
The endless coloured ways
And go play the game that you learnt
From the morning

martes, 7 de abril de 2009

True love, according to Mr Yorke

Lo admito: RH a veces me pone triste. Hoy Mr Yorke me canta "True love waits" -en un replay enfermizo- y tengo ganas de llorar. Los motivos no están claros, la letra es bastante críptica, a mi entender, y no creo que alguien se anime a darle un significado demasiado nítido o literal.



Así es que la sensación de tristeza no necesariamente está justificada en la lírica. Entiendo que la música no es demasiado esperanzadora, pero eso qué importa.
Hay algo detrás, can't put my finger in it. La alusión a áticos encantados, lollipops and crisps, quizás conlleva alguna idea fantasiosa de infancia (digo: no real ni autobiográfica, sino imaginaria), alguno de esos pasados no vividos de los que a veces siento nostalgia. Sí, eso debe ser. Nostalgia de lo que no fui y ya nunca podré ser. Mi mente tergiversando, otra vez.

And true love waits
In haunted attics
And true love lives
On lollipops and crisps

Just don't leave
Don't leave

Just don't leave
Don't leave

jueves, 2 de abril de 2009

Releyendo a Kundera

Las vidas humanas se componen como una pieza de música. El hombre, llevado por su sentido de la belleza, convierte un acontecimiento casual en un motivo que pasa ya a formar parte de la composición de su vida. Regresa a él, lo repite, lo varía, lo desarrolla como el compositor el tema de su sonata.
Sin saberlo, el hombre compone su vida de acuerdo con las leyes de la belleza aún en los momentos de más profunda desesperación.

Parece como si existiera en el cerebro una región totalmente específica, que podría denominarse memoria poética y que registrara aquello que nos ha conmovido, encantado, que ha hecho hermosa nuestra vida.
El amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética.

…las metáforas son peligrosas. Con las metáforas no se juega. El amor puede surgir de una sola metáfora.


(De "La insoportable levedad del ser", Milan Kundera - recopilación desordenada)

jueves, 19 de marzo de 2009

Meeting people is easy !?¿


"If you have been rejected many times in your life, then one more rejection isn't going to make much difference. If you're rejected, don't automatically assume it's your fault. The other person may have several reasons for not doing what you are asking her to do: none of it may have anything to do with you. Perhaps the person is busy or not feeling well or genuinely not interested in spending time with you. Rejections are part of everyday life. Don't let them bother you. Keep reaching out to others. When you begin to receive positive responses then you are on the right track. It's all a matter of numbers. Count the positive responses and forget about the rejections."

Thank you Thom, see you on Tuesday!

martes, 10 de marzo de 2009

Envidia

Siento que la distancia entre aquello que pude haber sido y lo que soy se incrementa, y no hay vuelta atrás. No hay posibilidad de recuperar el tiempo perdido. La frustración ahoga mis venas. Siempre seré una huérfana de amores no vividos.

Sensación extraña: imagino que soy ella, cierro los ojos y la veo reflejada en el interior de mis párpados, impresa en mi retina. No sé quien es ella, pero quiero ser ella.

Para qué engañarme: siento envidia.

martes, 3 de marzo de 2009

Tercer milenio

El mundo se uniformiza ante nuestros ojos; los medios de comunicación progresan; el
interior de los apartamentos se enriquece con nuevos equipamientos. Las relaciones humanas se vuelven progresivamente imposibles, lo cual reduce otro tanto la cantidad de anécdotas de las que se compone una vida. Y poco a poco aparece el rostro de la muerte, en todo su esplendor. Se anuncia el tercer milenio.

(Michel Houellebecq - Ampliación del campo de batalla)

domingo, 1 de marzo de 2009

Auster II

"Every life is inexplicable, I kept telling myself. No matter how many facts are told, no matter how many details are given, the essential thing resists telling. To say that so and so was born here and went there, that he did this and did that, that he married this woman and had these children, that he lived, that he died, that he left these books or this battle or that bridge - none of that tells us very much. No one can cross the boundary into another - for the simple reason that no one can gain access to himself"

Auster, The locked room

viernes, 20 de febrero de 2009

Auster

Quinn ya no sentía el menor interés por si mismo. Escribía acerca de las estrellas, la tierra, sus esperanzas para la humanidad. Sentía que sus palabras habían quedado separadas de él, que ahora formaban parte del ancho mundo, tan reales y específicas como una piedra, un lago o una flor. Ya no tenían nada que ver con él. Recordaba el momento de su nacimiento y cómo había sido arrancado suavemente del útero de su madre. Recordaba la infinita bondad del mundo y de todas las personas a las que había amado. Ya nada importaba excepto la belleza de todo esto. Quería continuar escribiendo acerca de ello y le dolía saber que no sería posible. No obstante, trató de enfrentarse al final del cuaderno rojo con valor. Se preguntó si sería capaz de escribir sin pluma, si podría aprender a hablar en lugar de escribir, llenando la oscuridad con su voz, diciendo las palabras al aire, a las paredes, a la ciudad, incluso aunque la luz no volviera nunca mas.La última frase del cuaderno rojo dice: “¿Qué sucederá cuando no haya más páginas en el cuaderno rojo?”

(Paul Auster - Ciudad de cristal - La trilogía de Nueva York)

viernes, 13 de febrero de 2009

Mañana robada



Hoy disfruté una mañana robada a la monotonía de mis días de oficina. Ayer casi me costó dormirme pensando en todas las cosas que tenía ganas de hacer en un día sin obligaciones, sin rutina, un día fuera del tiempo. Para sumarle emoción o alguna especie de goce secreto, no le dije a nadie que no iba a trabajar, con lo cual salí de mi casa al horario habitual, siguiendo la rutina de siempre, sólo que en vez de ir a la oficina, fui al río. Me acomodé en el pasto, con mi música y mis libros. Sol, suave viento, Nick Drake, pequeño paraíso. Nadie lo sabrá.

lunes, 9 de febrero de 2009

Lunes de tedio

Creo que me voy a descomponer del aburrimiento. La cabeza me da vueltas y vueltas, siento un vacío indescriptible en mi interior y una ausencia total de ganas: no hay ganas de comer, ni ganas de leer, ni siquiera de escuchar música. Quizás algo de ganas de fumar, pero no la iniciativa de levantarme de esta silla, inventar una excusa y salir a la calle a comprar cigarrillos. Fumar a las apuradas, tener que ocultar el olor después, me agota la idea de sólo pensarla. Cuánta vida se me escurre entre los dedos en estas jornadas de oficina. Pessoa me entiende como nadie.

lunes, 2 de febrero de 2009

La mujer del cuadro

Lo empiezas a saber,
tu amor va enseñando sus sales de baño, sus fiestas de
guardar, sus cenas sin nadie;
a veces, el esqueleto de tu ángel de la guarda
baila en tus ojos,
ciertas avecillas silvestres amanecen temblando en tus
manos,
ya el tufo de la crucifixión
no te hace taparte la nariz de niña “que no sabe nada”,
“que no entiende nada”.

Ya cruzas la puerta,
ya sabes que el dolor es un mensajero servil del infinito,
en tus ojos aquello que miras despierta en ti misma como
pequeños niños
que se sientan al borde de sus camas
esperando que vengan a vestirlos.

Ya asumes tu cuerpo, ya viajas en todo lo que te rodea,
a veces en tu sonrisa todavía aparece
aquella niña larguirucha “tan bien educada”,
pero tu esperanza enflaquece llamándote con voz cada vez
más débil
cuando ya no te dignas escucharla.

Extrañamente hermosa eres ahora tu propio fantasma,
en tu alma han entrado la carne del mundo y la tuya
confundidas,
apiñadas por el mismo placer, revueltas por el mismo dolor.
Desnuda, la ropa que te acabas de quitar
ya no reaparece en tus ojos,
tu mirada y tu voz entonces también se quedan desnudas,
te quedas desnuda,
y por tu desnudez pasan los templos antiguos, las
oraciones, los heridos de guerra y los cánticos de guerra,
los mares lejanos y también la vida posible en otros
planetas.
Ya tu cuerpo comprende lo que significa ser tu cuerpo,
lo que significa que tú seas él;
tu cuerpo extendido a lo largo de tu amor, a lo largo de
tu alma,
y todos los barcos que zarpan de tu corazón llevan ahora
las luces apagadas.

Ya te has probado en ti
y un hombre no es el extraño invasor que conocías,
el esposo prudente, el hombrecito que cariñosamente te
mataba un momento
por unas cuantas caricias, por unas cuantas monedas.

Pero sabes también que no existe el triunfo que alguna vez
deseaste,
por eso en tu mirada puede oírse
el ruido del mar golpeando las costas solitarias y a veces
el chillido de un pájaro detrás de la niebla o la llovizna
pertinaz.

Ven aquí con tu colección de mariposas, con tus antiguos
juguetes que ya no existen
y que parecen burlarse de ti desde ciertos rincones,
ven aquí con tus segmentos de niña asombrada.

Ven a mirar mis osos polares.
Ven, ahora que sabes que también en los labios aparece
—sin que nos demos cuenta—
el beso monstruoso y bello
de aquello que todavía llamamos el alma.




De Relación de los hechos, José Carlos Becerra

miércoles, 21 de enero de 2009

So true

We're rotten fruit
We're damaged goods
What the hell! we've got
nothing more to lose
One burst and we will
probably crumble
We're backdrifting


(Gracias a Dió, al menos existe Radiohead)

Pequeños objetivos - Parte I

Yo también puedo ser una chica agradable, abierta, ligeramente superficial -eso es lo que me digo estos días y me repito constantemente, como una especie de mantra que espero se apodere de mi mente vagabunda e imponga algún tipo de orden o perspectiva de cambio. El asunto es que me estoy esforzando por entrar en comunión con la humanidad, romper el cascarón, saltar el muro, evitar la náusea.

Supongo que el conflicto empieza con la gente nueva. Mis amigas no cuentan, porque con ellas me divierto y me olvido de mi misma (la mayor parte del tiempo, al menos). Me refiero a la gente que no me conoce, ante la que tengo que encontrar alguna forma de explicarme, definirme, proyectarme. Eso sí es difícil. Ahí aparecen todas las contradicciones, el casancio de todas las esperas. Ahí es donde estoy ahora, peleando por no ceder a mi vieja naturaleza - que siempre va a preferir quedarse en casa, leyendo y escuchando Radiohead.
Lo cierto es que no avanzo mucho pero estoy orgullosa de que, ahora, cuando me llaman al celular, atiendo! hasta contesto mensajes, a veces. Salgo con gente nueva, practico el small talk, hago chistes, trato de hablar de mi misma (horror), pero siempre, indefectiblemente, quiero escapar, volver a mi escondrijo.
Lo cierto es que me aburro y temo que no me va a durar mucho tiempo el entusiasmo por conectar con el resto y pronto volveré a mi vida errática de siempre. Excepto que la vida me sorprenda con algún gesto cómplice. Veremos.

lunes, 19 de enero de 2009

A solas con todo el mundo - Bukowki

La carne cubre el hueso
Y dentro le ponen
Un cerebro y
A veces un alma,
Y las mujeres arrojan
Jarrones contra las paredes
Y los hombres beben
Demasiado
Y nadie encuentra al
Otro
Pero siguen
Buscando
De cama
En cama.

La carne cubre
el hueso y la
carne busca
algo más que
carne.

No hay ninguna
Posibilidad:
Estamos todos atrapados
Por un destino
Singular.
Nadie encuentra jamás
Al otro.

Los tugurios se llenan
Los vertederos se llenan
Los manicomios se llenan
Los hospitales se llenan
Las tumbas se llenan

Nada más

Se llena.

miércoles, 14 de enero de 2009

Bukowski y la desesperación

Tengo que decir una cosa de aquella perra: sabía cocinar. Sabía cocinar mejor que cualquier mujer que hubiera conocido antes. La comida es buena para los nervios y el espíritu. El coraje viene del estómago, todo lo demás es desesperación

Charles Bukowski - Cartero

domingo, 11 de enero de 2009

On your wings




God, there is gold hidden deep in the ground
God, there’s a hangman that wants to come around

How we rise when we’re born
like the ravens in the corn
on their wings, on our knees
crawling careless from the sea

God, give us love in the time that we have

God, there are guns growing out of our bones
God, every road takes us farther from home

All these men that you made
how we wither in the shade
of your trees, on your wings
we are carried to the sea

God, give us love in the time that we have

(Iron & Wine - Our endless numbered days)

viernes, 9 de enero de 2009

Barthes y el arte de vivir por encima del abismo

El mundo somete toda empresa a una alternativa: la del éxito o el fracaso, la de la victoria o la derrota. Protesto desde otra lógica: soy a la vez y contradictoriamente feliz e infeliz: “triunfar” o “fracasar” no tienen para mí más que sentidos contingentes, pasajeros (lo que no impide que mis penas y mis deseos sean violentos); lo que me anima, sorda y obstinadamente, no es táctico: acepto y afirmo, desde fuera de lo verdadero y de lo falso, desde fuera de lo exitoso y de lo fracasado; estoy exento de toda finalidad, vivo de acuerdo con el azar (lo prueba que las figuras de mi discurso me vienen como golpes de dados). Enfrentado a la aventura (lo que me ocurre), no salgo de ella ni vencedor ni vencido: soy trágico.

(Se me dice: ese tipo de amor no es viable. Pero ¿cómo evaluar la viabilidad? ¿Por qué lo que es viable es un Bien? ¿Por qué durar es mejor que arder?).

Roland Barthes
******************************

Una duda: Cerati lee a Barthes?

jueves, 8 de enero de 2009

Nada. He existido.

"Existo. Pienso que existo. ¡Oh, qué larga serpentina es esa sensación de existir! Y la desenvuelvo muy despacito...
Yo soy mi pensamiento, por eso no puedo detenerme. Existo porque pienso...y no puedo dejar de pensar [porque no puedo dejar de existir]. En este mismo momento -es atroz- si existo es porque me horroriza existir. Yo, yo me saco de la nada a la que aspiro; el odio, el asco de existir son otras tantas maneras de hacerme existir, de hundirme en la existencia. Los pensamientos nacen a mis espaldas, como un vértigo, los siento nacer detrás de mi cabeza..., si cedo se situarán aquí delante, entre mis ojos, y sigo cediendo, y el pensamiento crece, crece, y ahora, inmenso, me llena por entero y renueva mi existencia"

(JP Sartre)

I'm not living. I'm just killing time.


[] agregado por quien escribe.