martes, 28 de abril de 2009

Manzana verde y crisis moral

Paredes de mutismo. Retorcijones estomacales. El entorno me aburre: mi compañero curioso y corriente, los cadetes que le miran el trasero a la secretaria, la traductora excesivamente simpática que me pregunta por su peinado mientras yo pretendo no escucharla, el café instantáneo, los procedimientos y normas, papeles y conference calls.

Mi compañero tipea con ferocidad y gesticula ante la pantalla (quizás espera una reacción mía que le dé la oportunidad de contarme alguna anécdota, pero no la tendrá: los auriculares me evitan la simulación de la cortesía). Luego se estira, bosteza, se toca el pelo, escribe y tacha cosas en su cuaderno. Finalmente, levanta la voz y me cuenta sobre un tema laboral que acaba de resolver y me doy cuenta (otra vez) de que yo soy la inadecuada, levantando esta bandera de la incomunicación ante los que me rodean, mientras él se esfuerza por compartirme información laboral que debiera interesarme. Es simple, apto y no pierde tiempo en cavilaciones absurdas.
Le doy vueltas a este razonamiento por unas líneas más y luego vuelvo a mi desconexión de siempre. Se acerca mi cumpleaños y me siento con derecho a ser indisciplinada, amoral y triste. Ayer me robé una manzana verde de la heladera de la oficina (para qué confesar esto ahora? Ya lo he hecho antes). Lo curioso es que no siento culpa alguna, ni siquiera si revuelvo en mi pensamiento encuentro resabio alguno sobre lo que se supone debería uno experimentar cuando toma para sí cosas ajenas. Algo está roto.

Si supiera dibujar, plasmaría esto: una forma pseudo humana extiende sus brazos hacia el cielo, inútilmente ya que sus manos consisten de garras que apuntan indefectiblemente hacia la tierra. En esta actitud idiota, contempla los globos que vuelan por encima de su cabeza, fuera de su alcance.

jueves, 23 de abril de 2009

Doblepensar

Saber y no saber, hallarse conciente de lo que es realmente verdad mientras se dicen mentiras cuidadosamente elaboradas, sostener simultáneamente dos opiniones sabiendo que son contradictorias y creer sin embargo en ambas; emplear la lógica contra la lógica, repudiar la moralidad mientras se recurre a ella, creer que la democracia es imposible y que el Partido es el guardián de la democracia; olvidar cuanto fuera necesario olvidar y, no obstante, recurrir a ello, volverlo a traer a la memoria en cuanto se necesitara y luego olvidarlo de nuevo; y sobre todo, aplicar el mismo proceso al procedimiento mismo. Ésta era la más refinada sutileza del sistema: inducir concientemente a la inconciencia, y luego hacerse inconciente para no reconocer que se había realizado un acto de autosugestión.

1984, Orwell

(cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia)

lunes, 13 de abril de 2009

Semana Santa

Quisiera recobrarme: una sensación viva y decidida me libertaría.


Así es. Quisiera recuperarme. De veras lo intento: voy a la iglesia, busco en mi interior, llamo a esa divinidad que antes tenía un nombre, me concentro, lo intento, lo intento, me dejo llevar por la vivencia de espiritualidad que me rodea, quiero que me arrastre, quiero que tome forma, contorno e imagen. Lo cierto es que no encuentro nada. Recurro a la voluntad y me digo que quiero que ese vacío sea llenado con este nombre, con esta religión. Espero. Sólo obtengo una conmoción difusa y muchas lágrimas. La motivación persiste, la voluntad no descansa.


Espacio de psicoanálisis: temo que mi búsqueda de la divinidad sea sólo un correlato (excusa) de mi sentimiento de inadecuación (quiero salir de este mundo, no tengo nada que ver con él, quiero esconderme en una existencia superior). An easy way out. Siento nostalgia por esos tiempos en que me sentía embriagada de espiritualidad y trascendencia. Otra vez el deseo de volver el tiempo atrás.

miércoles, 8 de abril de 2009

Otra tarde invertida en quimeras

Sentada sobre la sabiduría milenaria de Oriente (sic), me dispongo a distribuir cavilaciones a diestra y siniestra. Ante un río sin fin (según la observación de un niño que paseaba ocasionalmente por ahí), busco entrar en el no-tiempo, lejos del deber y la necesidad. Expectativas demasiado elevadas, seguramente. La conciencia irrumpe pronto y me señala lo absurdo de mis pretensiones.

El tiempo. Pienso en que la medida del tiempo que me corresponde no puede ser torcida. Pienso en que no puedo desprenderme de esta morbosa conciencia, así como la náusea da lugar a la existencia y viceversa. Los otros están aquí. Ya no estoy sola y mi tiempo es el mismo tiempo que se lleva la sucesión de todos los días.

Pienso en toda la gente apta y corriente que espera mucho más de la vida que el verla perderse en estas tardes diáfanas de letras perdidas (guiño a Pessoa).
Me pregunto qué pensarán estos extraños que me ven al pasar, tirada en el pasto, con expresión soñadora, garabanteando en el papel. Cuántos lugares comunes suscitaré en el pensamiento de estos observadores ocasionales.

Si este río se rebelara y se alzara contra mí, todas estas niñerías se acabarían. Todos estos vanos intentos de hilvanar un motivo para mis pasos concluirían, torpes y plenos de absurdo.

So look see the days
The endless coloured ways
And go play the game that you learnt
From the morning

martes, 7 de abril de 2009

True love, according to Mr Yorke

Lo admito: RH a veces me pone triste. Hoy Mr Yorke me canta "True love waits" -en un replay enfermizo- y tengo ganas de llorar. Los motivos no están claros, la letra es bastante críptica, a mi entender, y no creo que alguien se anime a darle un significado demasiado nítido o literal.



Así es que la sensación de tristeza no necesariamente está justificada en la lírica. Entiendo que la música no es demasiado esperanzadora, pero eso qué importa.
Hay algo detrás, can't put my finger in it. La alusión a áticos encantados, lollipops and crisps, quizás conlleva alguna idea fantasiosa de infancia (digo: no real ni autobiográfica, sino imaginaria), alguno de esos pasados no vividos de los que a veces siento nostalgia. Sí, eso debe ser. Nostalgia de lo que no fui y ya nunca podré ser. Mi mente tergiversando, otra vez.

And true love waits
In haunted attics
And true love lives
On lollipops and crisps

Just don't leave
Don't leave

Just don't leave
Don't leave

jueves, 2 de abril de 2009

Releyendo a Kundera

Las vidas humanas se componen como una pieza de música. El hombre, llevado por su sentido de la belleza, convierte un acontecimiento casual en un motivo que pasa ya a formar parte de la composición de su vida. Regresa a él, lo repite, lo varía, lo desarrolla como el compositor el tema de su sonata.
Sin saberlo, el hombre compone su vida de acuerdo con las leyes de la belleza aún en los momentos de más profunda desesperación.

Parece como si existiera en el cerebro una región totalmente específica, que podría denominarse memoria poética y que registrara aquello que nos ha conmovido, encantado, que ha hecho hermosa nuestra vida.
El amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética.

…las metáforas son peligrosas. Con las metáforas no se juega. El amor puede surgir de una sola metáfora.


(De "La insoportable levedad del ser", Milan Kundera - recopilación desordenada)