miércoles, 14 de marzo de 2012

Críptico


¿Cómo explicarlo? Soñé (dormida o despierta, no lo recuerdo) que las palabras formaban huecos en el espacio-tiempo y tenían otro significado. Mientras trato de relatar esto, no puedo desprender de mis retinas la imagen del árbol que veo por la ventana de mi cuarto y sus ramas agitadas por el viento. Ahí estaba cuando empecé a escuchar las voces, subiendo por entre las hojas, mezcladas con los ruidos de la calle. No alcanzaba a oír la conversación, pero sus silencios me hablaban en un idioma gutural. Por momentos, era como si las palabras fueran divididas clínicamente en pedazos y tanto sus sílabas como los espacios entre ellas formaran parte de un nuevo lenguaje, junto también con los sonidos de las cosas naturales, artificiales e imaginarias. Y esas nuevas palabras (si así cabe denominarlas) penetraban todas las dimensiones del espacio-tiempo hasta los orígenes de la historia, el universo o lo que sea que nos contiene, para acercarme su sentido primigenio y nefasto. Así fui y volví, tratando de componer mapas de lo audible y lo no audible, dejando que su rastro me lleve atravesando las cuerdas hasta el origen o el final (si los hay, seguramente son lo mismo).
No puedo reproducir lo que escuché, porque haría falta expresarlo con esos mismos símbolos y lamentablemente no puedo jactarme de haber aprendido a utilizarlos en los pocos minutos que duró este ensueño. Pero hay un entendimiento en el fondo de mi conciencia y es algo así: la vida es sólo en este mundo y no por mucho tiempo.


2 comentarios:

Doctor Kaos dijo...

¿A vos también te visita la muerte en esos momentos de duermevela? Su idioma es incomprensible, pero siempre devastador.

¿Y parálisis del sueño? ¿Tenés?

¡Despertá!

Lauro Digifico dijo...

Voy a decirte que tu escrito, como siempre, es muy bello e impecable. Pero hoy me siento osado y quiero también tomarme el atrevimiento de decirte lo siguiente: los sueños, así como las ensoñaciones, son aliados invaluables. Algo estás tratando de decirte a vos misma. Si fuera psicólogo te diría que esa parte tuya que está incondicionalmente a tu favor te está implorando que no pierdas el tiempo. También te ruega que no escuches a esa otra parte que es tu enemiga (la que te hace buscar cosas en lugares equivocados y que te susurra sutilmente devaluaciones al oído). Pero como no soy psicólogo, lo único que puedo decirte es: perdoname el atrevimiento Nina. Fue con la mejor de las intenciones.