¿Cómo explicarlo? Soñé (dormida o despierta, no lo recuerdo)
que las palabras formaban huecos en el espacio-tiempo y tenían otro
significado. Mientras trato de relatar esto, no puedo desprender de mis retinas
la imagen del árbol que veo por la ventana de mi cuarto y sus ramas agitadas
por el viento. Ahí estaba cuando empecé a escuchar las voces, subiendo por
entre las hojas, mezcladas con los ruidos de la calle. No alcanzaba a oír la
conversación, pero sus silencios me hablaban en un idioma gutural. Por
momentos, era como si las palabras fueran divididas clínicamente en pedazos y
tanto sus sílabas como los espacios entre ellas formaran parte de un nuevo lenguaje,
junto también con los sonidos de las cosas naturales, artificiales e
imaginarias. Y esas nuevas palabras (si así cabe denominarlas) penetraban todas
las dimensiones del espacio-tiempo hasta los orígenes de la historia, el
universo o lo que sea que nos contiene, para acercarme su sentido primigenio y
nefasto. Así fui y volví, tratando de componer mapas de lo audible y lo no
audible, dejando que su rastro me lleve atravesando las cuerdas hasta el origen
o el final (si los hay, seguramente son lo mismo).
No puedo reproducir lo que escuché, porque haría falta
expresarlo con esos mismos símbolos y lamentablemente no puedo jactarme de
haber aprendido a utilizarlos en los pocos minutos que duró este ensueño. Pero hay
un entendimiento en el fondo de mi conciencia y es algo así: la vida es sólo en
este mundo y no por mucho tiempo.
2 comentarios:
¿A vos también te visita la muerte en esos momentos de duermevela? Su idioma es incomprensible, pero siempre devastador.
¿Y parálisis del sueño? ¿Tenés?
¡Despertá!
Voy a decirte que tu escrito, como siempre, es muy bello e impecable. Pero hoy me siento osado y quiero también tomarme el atrevimiento de decirte lo siguiente: los sueños, así como las ensoñaciones, son aliados invaluables. Algo estás tratando de decirte a vos misma. Si fuera psicólogo te diría que esa parte tuya que está incondicionalmente a tu favor te está implorando que no pierdas el tiempo. También te ruega que no escuches a esa otra parte que es tu enemiga (la que te hace buscar cosas en lugares equivocados y que te susurra sutilmente devaluaciones al oído). Pero como no soy psicólogo, lo único que puedo decirte es: perdoname el atrevimiento Nina. Fue con la mejor de las intenciones.
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