"Si
hasta hace poco la palabra mierda se reemplazaba en los libros por puntos
suspensivos, no era por motivos morales. ¡No pretenderá usted afirmar que la
mierda es inmoral! El desacuerdo con la mierda es metafísico. El momento de la
defecación es una demostración cotidiana de lo inaceptable de la Creación. Una
de dos: o la mierda es aceptable (¡y entonces no cerremos la puerta del water!),
o hemos sido creados de un modo inaceptable. /
De
eso se desprende que el ideal estético del acuerdo categórico con el ser es un
mundo en el que la mierda es negada y todos se comportan como si no existiese." (Milan Kundera)
La vida, nuestra humanidad, depende en su totalidad de la mierda, de
las excrecencias que se suceden continuamente en un juego absurdo, inacabable de la
existencia. La mierda sagrada que nos produce repugnancia es la base de la
creación, el maná sagrado que tanto buscaban los elegidos.
La mierda es sagrada y ante ella deberíamos postrarnos en reconocimiento a sus bondades divinas. Mierda que evitamos pero que en todas partes encontramos. Mierda sin altar como dios sin devotos, aquella que un día nos cobrará con creces nuestros olvidos, mierda que envilecemos y agraviamos en nuestro loco intento de parecernos a los dioses.
La mierda es sagrada y ante ella deberíamos postrarnos en reconocimiento a sus bondades divinas. Mierda que evitamos pero que en todas partes encontramos. Mierda sin altar como dios sin devotos, aquella que un día nos cobrará con creces nuestros olvidos, mierda que envilecemos y agraviamos en nuestro loco intento de parecernos a los dioses.
Mierda sagrada que todo lo puedes, que sobrepasas en
importancia a todo lo existente y que sin embargo continuamente te
evitamos. La
vida empieza con la mierda, se
mantiene y se sucede. Mierda santa
que estás en nuestros intestinos, bendita sea tu descendencia, venga a nosotros
tus favores, hágase en la tierra como en nuestro culo, no seas nunca nuestra
tentación, sino nuestra realidad más auténtica y flagrante. Mierda santa que nos
tiranizas cada día, que al fin entendamos que tú eres la vida y que en ti nacen
nuestras resurrecciones.